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El ritmo de vida acelerado actual en la juventud, provoca que se hagan varias cosas de manera rápida y en partes (lo rápido disimula lo mal hecho), por lo cual es cada vez menos común que los jóvenes puedan lograra leer un libro entero. Entendamos libro no sólo como el conjunto de hojas agrupadas con un tema, si no aquel escrito que puede enriquecer de alguna manera la cultura y estimular la investigación o el pensamiento.

La primera finalidad de la lectura no es que el joven sea culto, la finalidad es que se entusiasme y sea lector. Pero es que si no es un buen lector no va a ser culto

Actualmente se busca lanzar libros que consideran los intereses, preocupaciones y problemas de los jóvenes, avocándose a sus inseguridades e incertidumbres, con esto se tiene una tiendita de certezas, es decir, como cuando se acaba el shampoo y se corre a la tiendita de la esquina por una botella pequeña, cubre la situación de crisis, pero a la larga resultará más costoso que procurar buscar con calma la botella grande en otro lugar más adecuado y surtido.

Hay libros que han lanzado imágenes públicas conocidas con temas como sexualidad, antros, drogas, “ligue” y más con una mezcla de seriedad y comedia, presentan el tema fuera de contextos científicos y con un leguaje común, pueden ser unas guías aceptables; aunque en lo personal los considero un conjunto de folletos informativos.

Entre las pláticas de los jóvenes ya es raro que conozcan libros como “El Mundo de Sofía” de Jostein Gaarder, el cual hace una maravillosa novela de identidad juvenil con una recopilación de los más grandes filósofos, iniciando con Platón, siguiendo con Aristóteles, pasando con Giordano Bruno y finalmente dándonos un desenlace inesperado que después de solo dar respuestas deja que el lector busque la última.

Otra gran obra que no podemos dejar de lado es “El principito” de Antoine de Saint Exuperí, una fantástica obra que nos regresa ala esencia de los valores y la vida misma, atrapándonos en cada párrafo que es más interesante que el otro.

Finalmente Fernando Savater imitando a Aristóteles quien escribió un libro para su hijo Nicomaco nos regala “Ética para Amador” llevándonos con peras y manzanas a buscar “el arte de el buen vivir”

Estas son algunas lecturas que podrían dar verdaderas y acertadas respuestas a los jóvenes de lo que están buscando aunque antes de salir por ello deben saber ciertamente lo que quieren.